Vivimos en un mundo donde todo lo que hacemos está relacionado con una máquina, estas máquinas nos facilitan la vida, pero destruyen el medio que nos rodea. El resultado: una vida “cómoda” en un ambiente incómodo.

En otras palabras, la comodidad que nos gusta se traduce en ríos contaminados, playas prohibidas, bosques enfermos, olores molestos, ecosistemas eliminados, solo por mencionar algunos ejemplos.

Para contrarrestar estos problemas surge el pensamiento “verde”. Esto es, en pocas palabras buscar:

- Disminuir la basura generada
- Fuentes de energía amigables con el ambiente
- Procesos industriales SIN RESIDUOS contaminantes
- Recuperar los medios destruidos
- Preservar el entorno que aún esta sano
- Generar productos no tóxicos.

La mayoría de las personas piensan que estas medidas no mejorarán nada porque no viven en un medio realmente afectado, esperemos que no lleguen al punto de salir con impermeables de neopreno obligados por la lluvia ácida (en otra entrada hablaremos de eso) para darse cuenta de que es necesario detener la destrucción que estamos causando.

Ok, hay que hacer algo, pero ¿Cómo pudiera influir yo en algo?

El super cliche del granito de arena funciona para responder esto. Por ejemplo: Cada persona produce en promedio 2,8kg de basura al día, si de las 916.454.284 personas que habitamos en continente americano, el 10% (una de cada diez) redujera solo 20gr (Dos latas de refresco vacías) estariamos evitando 1.800 toneladas diarias de basura, el peso de 450 carros, ¿Ahora si lo ves?

Miguel